Ara Torres, Estas Señoras y el Teatro Cabaret


Transcripción:

Creo que hay algo en el cabaret hecho por mujeres que a mí me mueve mucho porque al menos dentro de la historia en general, la que se escribe con Hache mayúscula, nosotras somos personajes secundarios normalmente, ¿no? Y el que podamos tomar la batuta de decir «esto es de lo que quiero hablar y esta es la manera en la que la voy a hablar y ya no me quiero reprimir porque a ver que si les parece o no lo que estoy diciendo» pues pues ya no entonces…

Vero: Hola, qué tal, bandita viciosa. Bienvenidos a otro episodio más de El Vicio. En estos programas hemos estado platicando con los artistas, cantantes y bandas que se presentan en El Vicio actualmente. Son charlas en donde podemos conocer más a todos nuestros artistas queridos que se presentan en este espacio. No se olviden de consultar nuestra cartelera. Bienvenidos a este episodio. Esta ocasión nos acompaña Araceli Fernanda Torres. Le damos la bienvenida. Muchísimas gracias por estar por acá con nosotros. Ara, ¿cómo estás?

Ara Torres: Bien, bien. Muchas gracias por la invitación. Un saludo a toda la bandita viciosa que nos está viendo. Vamos a darle para que se animen a venir.

Vero: Quién mejor que tú para comentarnos cómo iniciaste en este género del cabaret, algunas anécdotas importantes que tengas, cómo formaste esta compañía de Estas Señoras y al lado de quién iniciaste con esta idea creativa.

Ara Torres: Pues en el cabaret llevo relativamente poco, respecto al tiempo que llevo haciendo teatro como tal. Fue hasta el penúltimo año de la carrera en la ENAT (Escuela Nacional de Arte Teatral) en el que dije: «Saben qué, creo que igual lo mío no es Chejov, igual lo mío no es Shakespeare, y está perfecto. Lo mío es cabaret. Aquí voy». Porque es un espacio que para mí fue, por un lado, un espacio seguro, pero al mismo tiempo muy contestatario y transgresor. Creo que el cabaret es el espacio ideal para las disidencias, para quienes tenemos ciertas heridas, pero al mismo tiempo interseccionalidades de las que queremos hablar en escena. A veces, las narrativas tradicionales que ofrece el teatro pueden ser, si no insuficientes, por lo menos no nos interpelan tanto como el trabajo que podemos hacer dentro del cabaret, que se permite mucho más el contacto con el público, el cuestionamiento directo, el ver al espectador no como un bolerista que quién sabe qué está haciendo aquí, sino como un participante activo de lo que está sucediendo. Y creo que eso es lo que más atrajo mi atención del cabaret.

En este inter de decidir que esto era lo que yo quería hacer, planteé mi proyecto de tesis para salir de la ENAT y al mismo tiempo conocí los talleres que da César Enríquez en Casa del Humor. Ya conocía el trabajo de Las Reinas Chulas, el de otras compañías de teatro como Parafernalia y Cabaret Misterio. O sea, ya tenía un piso teórico, pero quería pasar al práctico. Fue en uno de estos cursos con César, de hecho el primero que tomé, en el que conocí a Cristina Arévalo y a Nash Casas, que son dos de las participantes de esta compañía que fundamos entre las cuatro. Janine Heredia ya la conocía de antes, pero fue muy gracioso porque dentro de este curso conocimos la manera de trabajar de cada una, vimos qué temas nos importaban, teníamos muchas coincidencias en los ejercicios. Un tiempito después de que acabó el curso, nos llamó Cristina Arévalo y nos dijo: «Oigan, chavas, quiero hacer algo. No tengo idea, pero quiero hacerlo con ustedes, porque ya conozco su trabajo, ya sé cuál es su perspectiva de la vida ante el cabaret, ante el teatro, ante el quehacer comunitario. Entonces quiero que escribamos algo juntas y que lo llevemos a escena».

Nos juntamos como por ahí de diciembre del 2022, si no me equivoco, y dijimos: «A ver, de qué queremos hablar». Teníamos una fecha límite para ese entonces, que era el 14 de febrero del 2023, y dijimos: «Bueno, pues 14 de febrero, hay que hablar del amor, pero ¿qué es el amor?». Un montón de cosas hemos pasado por muchas otras, y creo que desde el momento uno eso definió nuestra manera de trabajar, que ha sido muy fructífera, un camino muy apapachador, un espacio muy seguro, pero al mismo tiempo muy confrontativo. Nuestras primeras juntas eran de hablar de: «A ver, ¿qué entendemos por el amor? ¿Qué nos vendieron que era la idea del amor y qué hicimos nosotras con eso?». Entonces pasaba de ser una junta de trabajo a ser un grupo de autoayuda de «hermana, yo te abrazo y te quiero porque me ha pasado exactamente lo mismo». Fue muy lindo encontrarme con estas tres mujeres, porque fue decir: «A ella ya le pasó lo mismo, y ella pudo anunciar lo que a mí me pasó, y yo pude anunciar lo que a la otra le pasó, y entre todas ponerle nombre y nombrar cómo nos había ido en esos temas». Fue muy difícil al principio decir: «Híjole, ¿cómo me empiezo a reír de esto si apenas le puse nombre?». Pero fue muy hermoso porque entre todas nos acuerpamos muy padre, y después vinieron las ideas de en qué lugar lo ponemos, quién queremos que diga estas cosas, cuáles van a ser nuestros sellos ya como compañía, qué es lo que queremos que digan: esta es la firma de Estas Señoras.

Dato al pie: el nombre. Primero dijimos: «Bueno, ¿cómo le ponemos? Tiene que sonar algo muy rimbombante, algo que llame la atención». Y Cristina, dentro del grupo de WhatsApp donde nos poníamos de acuerdo, dijo: «Ay, pues yo le puse Estas Señoras porque así me acuerdo que son ustedes». Dijimos: «Ayate, el nombre. Vamos a hacer Estas Señoras«. Y así se quedó. Entonces ha sido un proceso muy lindo. Personalmente, me ha llevado a conocer muchas cosas que, si bien ya había visto en el trabajo de otras compañías de cabaret, vivirlo de primera mano fue lo importante. Hacerlo de la mano de ellas fue una experiencia que me reafirmó la idea de que el cabaret era mi lugar.

Vero: Oye, y esta parte de… bueno, tienes una formación por supuesto en canto. ¿Cómo influyó la música en la construcción de las escenas, de la escenografía? O sea, ¿cómo es que la música fue entrando poco a poco para generar esta idea?

Ara Torres: Algo que también nos pasó dentro de la construcción de la obra Salón de Belleza La Realeza es que, hablando del amor y de cómo habíamos entendido la idea del amor romántico que se nos vendió desde que éramos niñas, dijimos: «A ver, ¿sí queríamos meterle música? Y que, aparte, justo el sello de la compañía fuera cantar a la menor provocación». Pero dijimos: «¿Qué música en específico?». Porque si vamos a hablar de un entorno en particular, no podemos meterle cualquier música. La obra se sitúa en 1983, justo porque dijimos: «A ver, ¿cuáles son las canciones que dices: ‘Ay, Dios mío, cómo estamos cantando esto’? Nos estamos azotando mucho, estamos entrando demasiado en la densidad». Pues las canciones de los 80: Amanda Miguel, Yuri… Yo no conozco a nadie que vaya a un karaoke sin querer cantar una de esas canciones, y aunque ni siquiera le haya pasado nada, el sentir como que estás sufriendo y cortándote las venas con galletitas de animalitos es lo mejor. Entonces ahí surgió esta idea de meterle música ochentera, porque aparte de que las voces de estas divas de los 80 son grandiosas y son para que te luzca la voz, atrapan de inmediato a la gente. Es como: «Sí, claro, vamos a llorar con El me mintió o vamos a llorar con Celos de Daniela Romo». Y eso también dio pie a que surgiera el cuestionamiento de la obra, decir: «Nos encantan estas canciones, y quizás jamás dejemos de cantarlas, pero ¿por qué las estamos cantando? ¿Por qué hay algo que nos mueve tanto adentro que dices: ‘Claro, esta es la mejor manera de catar tizar lo que traigo’?».

Vero: Claro. Oye, pero ahí tengo una duda. ¿Tú cantas? ¿Todas cantan? ¿Tú eres la que lleva la batuta? ¿Cómo se reparten las canciones?

Ara Torres: Cantamos. Creo que también es un proceso muy lindo que César Enríquez en sus talleres tiene, que es que no necesitas tener la voz superprivilegiada para subirte a cantar, porque las canciones, y en particular las parodias de las canciones que todos conocemos, resultan potentes para condensar el discurso de una obra. Entonces, cuando empezamos a construir los personajes, también empezamos a construir las canciones, preguntándonos: «Bueno, ¿qué canción le queda un poco a lo que mi personaje tiene que decir en esta obra?». Sin ánimo de spoilear, pero sí para que tengan una probadita, mi personaje, que es Celia, la dueña de la estética en la que se reúnen estas mujeres, tiene como esta cosa de: «No sé si mi marido me está poniendo el cuerno». Y la canción que a mí se me hacía por excelencia para transmitir eso era Celos de Daniela Romo, pero sí tenía como su giro, su jiribilla, con las cosas que le interpelan a Celia como personaje, y no nada más la canción así cruda, porque sí tiene un gran mérito, pero también hay ciertas canciones que se prestan para que les cambies cositas que den a entender de dónde viene y qué quiere este personaje. Lo mismo pasa con todos los demás personajes. Cada una tiene como su highlight musical: esta es la canción de este personaje. Luego hay varios momentos de ensamble en los que decimos: «¿Saben qué? Como si todas estuviéramos pensando en la misma canción al mismo tiempo, vamos a entrarle con esta». Entonces son momentos muy bellos en los que podemos jugar entre nosotras, pero también con el público, porque de cualquier manera hay pedacitos de las canciones que se quedan como tal, y el público se la sabe y va a entrar a cantar contigo. Y eso es una sensación divina de: «Claro, estamos todes en el mismo barco». Y justo esa parte del amor, o sea, yo creo que es un tema universal. Yo creo que ninguno va a quedar así exento. O sea, pueden asistir chavas, chavos, todos. Yo creo que es un tema que siempre va a generar muchas emociones.

Vero: Entonces esta parte que nos decías de que cuando se conocieron y empezaron a formar la compañía, hablaban mucho del amor y del desamor. ¿Por qué centrar la obra, digamos, en estas fechas? O sea, por lo que dices de la música, va a ser más centrada en los 80, ¿o está un poco adaptada también a las nuevas generaciones? ¿Es una combinación de ambas?

Ara Torres: Es una combinación, porque sí, también claro, el cabaret es tremendamente coyuntural, y cada día se tiene que estar renovando. Eso es lo que a mí me encanta. Sí, este fin de semana contamos este chiste, pero sobre esta noticia en particular, pero durante la semana ya cambió, entonces al siguiente fin de semana le metemos otra cosa que tenga que ver con lo que está pasando en el momento. Entonces, si bien los 80 son un pretexto para darle una estética, una línea temática, ciertos chistes incluso de la época, sí hay injertos a la actualidad que lo mantienen fresco todo el tiempo.

Vero: Okay, entonces va a ser así una mezcla completa, y todo el mundo que asista se va a identificar completamente.

Ara Torres: Sí, algo que nos encanta es que, en las funciones previas que hemos tenido de esta obra, que también valga decirlo, es nuestra ópera prima, es nuestro primer bebé, y le adoramos increíblemente. Algo que nos pasa muy seguido es que, hablando de los temas de la obra o cierto personaje diciendo lo que tiene que decir, nos ha pasado que hay grupos, personas que van a la obra y se empiezan a codear: «¿Ves? Te están hablando a ti». O luego los balconean así: «A mí me pasa esto, a mi amiga también, véla, escucha, te están hablando a ti». Y es divino, porque entonces de eso claro, estamos hablando de una herida universal, pero que aparte tiene como estos matices muy especiales en los que la gente se identifica, en los que incluso la balconeada no les duele a las personas, dicen: «Claro, sí, soy, confirmo».

Vero: Oye, ¿en quién o en qué personajes consideras que te inspiras para crear tus obras, para crear estos textos? O sea, no nada más de este, sino de algún otro que digas: «Sabes qué, este personaje me marcó o este texto en particular fue muy importante para mí».

Ara Torres: Claro, pues, ay, qué caray. Pues es que depende. Yo tuve como una formación muy de las grandes divas, de las grandes mujeres, porque, lo dicho, mi familia es de puras mujeres. Entonces, en mi casa era mucho de Rocío Dúrcal, Lola Beltrán, Lucha Reyes, Lucha Villa. Todas estas mujeres que yo decía: «Yo quiero ser como ellas». Astrid Hadad era como: «Es usted todo lo que está viendo en el mundo, y yo quiero ser como usted cuando crezca, señora, de veras». Entonces, cuando yo me remito a crear un personaje, pues sí pienso en ciertos arquetipos que existen para darle una voz, para darle un movimiento. Algo que a mí me gusta mucho es buscarle como una personalidad animal al personaje, para entonces entender más los movimientos. Pero cuando viene la hora de crear al personaje como persona, en tanto aspiraciones, en tanto qué sueños tiene en la vida y estas cosas, digo: «Bueno, claro, pero yo sueño esto, pero ¿qué sueña el personaje?». Por ejemplo, un personaje que yo quiero mucho es de una obra que también esperamos reestrenar en El Vicio, si se puede este año, que se llama Su Cabaret. Mi personaje es una perra mariachi, y entonces claro, a ver, remítete a todas las mujeres mariachis que tu mamá en algún momento te puso en cassetes y que tú las idolatras con la vida. Y entonces el personaje resulta ser un personaje muy seguro de sí mismo, muy entrón, muy valiente, y yo atrás lo veo y digo: «Sí, esta perra es acá fuerte, y yo soy un chihuahua temblando aquí, lo que quiero ser así que adelante». Entonces creo que es eso. Creo que a la hora de construir un personaje, me gusta armarlo de varias piezas, y que esté hecho de muchos retazos, pero que esos retazos le den una personalidad propia. Creo que eso es la manera en la que nutro a mis personajes.

Vero: Oye, qué chido que ahorita que comentaste de la obra Su Cabaret. Híjole, también estuvo increíble. O sea, yo me acuerdo cuando igual tuve oportunidad de ver una entrevista que tuvieron sobre la obra. O sea, una obra muy fuerte también, y sobre todo por esta crítica, no, sino que mostraron un poco cómo nos sentimos las mujeres, de cómo si estás muy flaca, si estás muy gorda, o sea, nunca hay manera de sentirse a gusto. O sea, siempre llenar estos estereotipos que quiere la sociedad, la tele, todo. Entonces está bien interesante lo que dices de que te centras en esa parte de inspiración, incluso hasta puede venir de los animales, porque son los seres más tranquilos y más nobles que puede haber, y como ellos sí se muestran con su cuerpo, pues ahí andan. Entonces esa construcción que dices se me hace muy chida. Cuéntanos, me interesa también mucho saber cómo la recibió el público en El Vicio, qué comentarios tuviste, cómo les fue. O sea, está chidísimo que nos compartas también esa experiencia, porque ha de haber estado genial.

Ara Torres: Sí, ha sido muy fuerte. Retomando un poco lo de Su Cabaret y juntándolo con Estas Señoras, creo que hay algo en el cabaret hecho por mujeres que a mí me mueve mucho, porque al menos dentro de la historia en general, la que se escribe con h mayúscula, nosotras somos personajes secundarios normalmente, y el que podamos tomar la batuta de decir: «Esto es de lo que quiero hablar, y esta es la manera en la que la voy a hablar, y ya no me quiero reprimir porque a ver que si les parece o no lo que estoy diciendo, pues ya no». Entonces, el encontrarme con estas mujeres, tanto las gordas expansivas burlesques como Estas Señoras, ha sido explotar la cabeza varias veces. El estar con ellas es un constante replantearme cómo veo el mundo, cómo veo el teatro, qué quiero del teatro, qué quiero del cabaret, cómo quiero que sea. Entonces es muy fructífero para mí. En el caso de Salón de Belleza, pues afortunadamente hemos tenido una muy buena recepción. El público le ha gustado. Varias veces ha habido gente que viene y repite y repite, y eso es padrísimo, porque también es algo que queremos todas las compañías: hacernos de un público, hacernos de un nicho que siga nuestro trabajo, que le guste lo que ve, y que también nosotras trabajemos para ver cómo podemos entablar diálogos más abiertos. Entonces, si bien la obra Salón de Belleza es una invitación a gozarla, porque vienen muchas cosas que la hacen vistosa de por sí, hay ciertos temas que particularmente cada uno de los personajes toca que interpelan sí o sí a alguien del público. Porque si bien hablamos de las relaciones que se vuelven un círculo de violencia y de que hay que tener una red de apoyo que te saque de ahí o que te ayude a transitar por ahí, también hablamos de diversidad sexual, pero también hablamos de neurodivergencia, pero también hablamos de cómo no nos sentimos cómodas con nuestros cuerpos por la mirada externa. Entonces son varios temas que sí nos ha llegado la gente a decir: «Yo me identifico con tal personaje porque a mí me está pasando esto», «Yo me identifico con este otro porque yo viví esta situación, y ahora que la puedo ver reflejada en escena, y que además me puedo reír al respecto, pues sí es también este espacio para venir a desfogar muchas cosas que dichas de manera seria no podríamos, porque no tendríamos todas las palabras que quisiéramos, y cuando tenemos más a la mano el recurso de la risa, de la música, de la complicidad, pues se vuelve mucho más llevadero para todas las que estamos pasando por ahí».

Vero: Y esa parte de la risa que dices, yo creo que es para mí lo más difícil, o sea, hacer reír. O sea, yo sé que muchos dicen: «No, pues es que hacer llorar», pero para mí sí es complejo. No sé cómo lo hagan ustedes, y cómo se preparan. Bueno, ya nos lo comentaste un poco, pero ¿cómo haces tú para preparar estos personajes para que, a partir de cierto discurso, puedas hacer reír a la gente de un tema justamente tan serio? O sea, ¿cómo te preparas con tus compañeras para llevar a escena estos temas tan fuertes y que la gente los reciba con una risa, o que a veces hasta te dan ganas de reírte, pero de llorar, porque a veces la risa provoca eso? ¿Qué preparación hay atrás? ¿Cómo lo van armando?

Ara Torres: Difícil. Sí, yo también coincido en que hacer reír es muy difícil, pero muy, porque primero, no todos tenemos el mismo sentido del humor. Hay gente que se ríe de las cosas muy sencillas, y normalmente, para mí, el humor es algo complejo. El humor no puede ser simple, porque si es simple, implica que estás hiriendo a alguien o que te estás burlando de alguien. Ese es el humor muy sencillo y muy simple, porque la gente es una risa muy inmediata y no es pensada, y no resuena en ningún lado. Algo que me gusta mucho que dicen Las Reinas Chulas es que es importante reírse de las estructuras de poder, de las opresiones, de cómo afectan, pero nunca de las víctimas. Jamás te ríes de las víctimas, porque eso implica que en algún momento vas a herir a alguien. Y cuando nosotras construimos Salón de Belleza, pues sí habíamos pasado por situaciones que, dichas de forma seria y de forma concreta, habían sido muy violentas, muy antes. Entonces era como: «Pues, ¿cómo traduzco esto? Porque sí quiero hablar de esto, pero ¿cómo lo hago? ¿Cómo hablo de, a lo mejor, una infidelidad que devino en una relación supertóxica que me dejó muy violentada, que me dejó ciscada del poder relacionarme con otras personas? ¿Cómo hablo de eso? Okay, pues, ¿qué es lo que pasó en esa situación que me puso ahí? ¿Cómo terminó siendo así? Pues hay celos, pues hay ciertas sospechas, pues la falta de comunicación». O sea, como identificar cuáles fueron las circunstancias que terminaron resultando en esa situación, y cómo es que, desde ahí, yo puedo decir: «Bueno, okay, este, por ejemplo, Celia, está como al constante de que su marido le está poniendo el cuerno, y a lo mejor no lo dice así tajantemente de: ‘Claro, yo sé que mi marido me está poniendo el cuerno’, sino a sus compañeras, que son sus amigas de toda la vida y que la conocen, les hace preguntas que le hacen decir: ‘Claro, igual y mi marido, que pinta casas a domicilio, pinta casas a domicilio, y eso es una fachada para otra cosa’, o ‘a cada rato se me confunden a mí misma las mentiras que le digo a mis amigas para no querer confrontar esa situación’». Es como el personaje se mete en problemas solo, pero que, con ayuda de los detonantes de los demás personajes, es capaz de nombrar lo que le está pasando, y que ahí, a partir del nombrarlo, ya puede hablar al respecto. No, al menos el personaje de Celia, por ejemplo, a través de la ayuda de las demás, se da cuenta que no tiene que pasar por esto sola, y que sí tiene una red de apoyo, y que puede recurrir a otras instancias y hablarlo de otra manera para no sufrirlo, sino para empezar a sanarlo. Creo que eso es por ahí donde va el humor, que hay ciertas preguntas que sí pueden ser como espina, pero cuando el personaje las malabarea en escena, pues ya empieza un poco más el diálogo de: «Vamos a respirarlo, vamos a reírnos de esto». Y algo que ayuda mucho es la música, porque hay ciertas figuras y coreografías y movimientos que hacen que el personaje sea torpe de por sí, pero que su propia torpeza le haga percatarse de lo que está pasando. Entonces son esos momentos pequeñitos de: «Ya hice todo este vericueto para darme cuenta de esto. Ay, era tan fácil». Y eso es lo que da risa, que dices: «Claro, se lo están tomando demasiado en serio, y por eso da risa».

Vero: Claro, o sea, en el momento es: «Híjole, no». Bueno, pues obviamente las mujeres que han pasado por esta parte de violencia y todo, pues no es nada gracioso, pero qué chido que ya después de esta reflexión, de estas preguntas detonantes, la gente puede decir: «Okay, no, a lo mejor sentirse hasta identificada pasando por esto, pero bueno, con este tipo de red de apoyo, con estas preguntas, pues se pueden ir con esta reflexión, a lo mejor decir: ‘Bueno, ahí voy a ir saliendo poco a poco’», porque tampoco es fácil. O sea, pues sí son temas fuertes, sobre todo la violencia hacia las mujeres, y esta parte como de pareja y de que se va volviendo tóxica, pues sí es un tema fuerte, pero qué chido que, a través de esta reunión de amigas, de que se plantearon justamente visibilizar esta parte también desde el humor, pues yo creo que la gente se va a llevar una reflexión increíble, y sobre todo se va a divertir, que es lo más importante.

Ara Torres: Algo que me encanta también es, por ejemplo, el personaje de Nash Casas, que es una policía, y tú no te imaginas a las policías como reflexionando sobre toda esta complejidad, porque las vemos como figuras de autoridad que queremos como hasta poner una línea de por medio de: «Por favor, lo menos que pueda tratar contigo, mejor». Pero esta policía, como que el sentir esta sororidad con estas personajes, le hace decir: «A ver, alguna vez se han preguntado por qué, por ejemplo, las mujeres terminamos entrando en relaciones de violencia que nos apartan de nuestros círculos de apoyo y que nos hacen hasta normalizar lo que está pasando». Pero es de una forma que es una disertación tan seria que dice: «Sí, pero la forma en la que lo haces me está dando risa, pero sí entendí todo lo que dijiste, me encanta».

Vero: Oh, no, qué chido. Ya me lo estoy imaginando en escena, y pues ya estamos muy emocionadas de recibirlas nuevamente, porque ya se han presentado en otras ocasiones, pero siempre verlas es maravilloso. Oye, otra pregunta que siempre les hacemos acá a la bandita viciosa: ¿cuál consideras que es uno de tus vicios?

Ara Torres: Ay, no, ay, ya me voy a balconear algo. No sé, el cafecito, las series, nos han comentado la comida. O sea, como que cada quien tenemos nuestras particularidades. Inicio son los domingos de flojera. Uy, yo creo que el no salir, el decir: «Ay, me voy a hacer bolita un rato», y cuando te das cuenta, ya son las 8 de la noche, pero dices: «Qué rico, no me moví en todo el día, y nada más me estaba revolcando en mí misma». Mi cama es como muy delicioso para mí esa sensación como de que hasta me he comprado cobijas esas que pesan un poquito como para hacerle. Ese es mi vicio, y el cigarrito de la noche. Esos son mis dos vicios de la vida. O sea, en domingo son tus dos así infaltables, no, que tienen que estar ahí en tu casa, así de: «Ay, sí, para estar». No hay más.

Vero: Ustedes que, pues en la función salen tardísimo, y que se tienen que estar preparando en los ensayos desde temprano, y luego vete, córrele al teatro, y luego en la noche salir, pues también así cuidándose mucho también su voz y todo. No, pues justamente para no enfermarse en la temporada que estamos tan pesada. No, yo cargando con el té, el jengibre, las mentas, las del jugo hecho de hierbas para no enfermarme. Sí, no es que, pues tú, sobre todo, bueno, ustedes tienen que cuidar muchísimo su voz, pues porque están todo el tiempo hablando, cantando. O sea, ya me imagino sus preparaciones de antes. ¿Cuál es? ¿Tienen algún ritual antes de entrar a escena?

Ara Torres: Sí, tenemos. Bueno, cuando estamos en camerino, algo que nos gusta mucho es estarnos maquillando, pero al mismo tiempo como escuchar música. Tenemos nuestra playlist de música ochentera como para entrar en el mood, y mientras estar platicando de cómo nos fue ese día, de qué vamos a hacer. O sea, por un momento sí desconectar y hablarnos como de la cotidianidad, pero con una atmósfera que ya plantea lo que va a estar pasando en escena. Entonces eso, el vocalizar juntas también nos gusta mucho, el comer juntas antes de la función, antes de empezar a preparar todo. Creo que es algo que apreciamos mucho, porque aparte de que creo que somos un muy buen equipo de trabajo, pues somos cuatro amigas, y nos caemos muy bien, y nos hemos contado las mil y un confidencias. Entonces creo que lograr ese nivel de química y de enlazar tan bien juntas, eso creo que es uno de los regalos más grandes que nos ha hecho el público. Cuando presentamos esta obra las primeras veces, sí hubo gente que nos preguntó: «Honestamente, oigan, ¿cuántos años llevan trabajando juntas?». Dios, no, o sea, esta es nuestra primera obra, y apenas llevaremos un año y medio juntas, y eso nos hace muy poco. Es que se ve que tienen una muy buena química entre ustedes allí arriba, y eso creo que es algo que agradezco mucho, porque somos de personalidades bien distintas, pero logramos compaginar de una forma muy bonita, y que nos hace sentir muy seguras con nosotras.

Vero: Ay, qué bonito. Yo creo que eso, justo como dices, pues se refleja completamente en escena, y hace más padre todavía, y hace que la gente se sienta más identificada con sus historias, no, porque, pues me imagino que siempre, como comentabas, al crear un personaje y una historia, pues se van pedacitos de nosotros, no, a lo mejor no con el nombre tal cual, pero pues ahí están, como bien dices, un poco de las personalidades de cada una. Entonces, qué maravilla que se junten para hacer esta reflexión, y para regalarnos estas obras tan deliciosas que, por supuesto, pues estaremos por ahí disfrutando. Entonces, bueno, ya para ir cerrando esta entrevista, me gustaría que por favor invites a la bandita a que asista, que no se pierda esta obra, y pues también que nos des tus redes sociales, en donde puedan seguir tu trabajo, y también que nos digas qué otras obras se vienen próximamente, para que la gente esté al pendiente de tu trabajo y de tus próximas presentaciones.

Ara Torres: Quisiera invitarles a todas, todos, todes, este viernes 31 de enero, en punto de las 9, presentando Estas Señoras: Salón de Belleza La Realeza, donde la plebella que entra se convierte en condesa. Esperamos verles por acá. Los boletos ya están a la venta en Boletopolis, para que puedan consultarlo. Aprovechen, por ejemplo, que vienen los martes del vicio, que nosotras en nuestras propias páginas tenemos promociones. El espacio El Vicio está en Madrid número 13, Coyoacán. Abre una hora antes también para que se tomen su traguito coqueto, para que vayan a cenar, para que platiquen incluso antes de la función. Nosotras estamos en redes sociales en Instagram y en Facebook como Estas Señoras. Ahí nos pueden seguir, nos pueden mandar un mensajito, y les pasamos nuestros descuentos locos para que se animen a venir. En nuestras redes sociales nos encuentran como Nash Casas, Cristina Arévalo, Janina Heredia, y a mí me encuentran como Ara Torres López, para que también puedan seguir nuestros proyectos, porque también dentro del teatro nos dedicamos a cosas diferentes. Cada una tiene sus proyectos individuales, pero para esta ocasión estamos como Estas Señoras, y esperamos verles por acá, ya saben, en su cabaret de confianza, El Vicio. Siempre un gusto contigo.

Vero: Bueno, ya habíamos tenido chance de platicar sobre tu otra obra, pero bueno, pues siempre es un gusto conocer cómo se va creando todo esto alrededor de las obras. Es muy interesante, y es, yo creo, también apasionante. Entonces te agradecemos mucho por haber estado con nosotros. Te deseamos todo el éxito, y pues ya sabes que aquí es tu casa cuando tú quieras venir para acá. Vale.

Ara Torres: Muchísimas gracias a ustedes por la invitación. Les esperamos en serio, vengan, y pues con confianza, pídanos descuento, dos por uno, acá vamos a andar. Vale, pues muchísimas gracias, y pues a ustedes, bandita, muchísimas gracias por acompañarnos a otro episodio. No se pierdan la cartelera de El Vicio, porque se vienen muchísimas cosas bien chidas, y pues no dejen de ir al teatro. Cuídense mucho, y nos vemos en la siguiente emisión. Chao.

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